7 de julio de 2013

Definirlo...

Desde que el hombre pudo pronunciar un conjunto de sonidos y darles un significado representativo, tuvo la necesidad de dar un nombre a todo para referirse a ello que lo rodeaba.

Todo tiene un nombre para nosotros y ese nombre encierra un significado profundo lleno de imágenes y recuerdos. Si en este momento les digo "agua" muchos comenzarán a evocar imágenes de ríos y cascadas o tal vez algo mas sencillo y cotidiano como un vaso de cristal con el liquido de la vida dentro de él.

Bien dicen que las palabras tienen poder y que el significado de éstas tienen una razón de ser. Una de mis grandes amigas suele decir "creo que quien pronuncia tu nombre te posee" y cientos de libros vendidos alrededor del mundo aclamando "Sepa el Significado de su Nombre" nos hacen pensar que nuestra manera de comportarnos deriva en cierto grado al concepto que carga el nombre que nos dio nuestros progenitores.

Desde tiempos ancestrales tenemos esa costumbre necesidad de darle nombre a las cosas, de definirlas, de ponerle reglas que evoquemos al pronunciarlo.

Si puedes darle un nombre existe. Pero a veces definir algo sobra. Como dice el Zorro en el Principito "no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos". Así que basta con que los corazones lo vean. 

Me gusta imaginar que un cavernicola al vernos usara una palabra: Especial.